deterioro


Defensores de la corrección del lenguaje los hay desde hace siglos y son fáciles de encontrar. En cambio, encontrar defensores de la comunicación me parece más difícil. Y me sorprende, porque con el deterioro del lenguaje se deteriora la comunicación y, a fin de cuentas, el lenguaje es a la comunicación lo que la forma es al fondo.

Seguro que todos, en algún momento u otro, hemos leído u oído hablar acerca del progresivo deterioro del lenguaje. Teorías y opiniones las hay para todos los gustos; desde los que abogan por la disciplina en el uso del lenguaje para proteger el idioma hasta los que optan por dar la máxima libertad y opinan que este deterioro forma parte de la natural evolución del lenguaje.

Referencia obligada en esta cuestión es Internet. Frecuentemente se le culpa de propiciar el deterioro del lenguaje. Y es que es cierto que las formas de comunicación propias de Internet inducen a escribir rápido y dando prioridad a la inmediatez por encima de la corrección. Pero no es menos cierto que la inmediatez (y la impaciencia, claro) no son patrimonio exclusivo de Internet, sino que están en el ADN de nuestro tiempo. Y tampoco es menos cierto que nunca antes en toda la historia de la humanidad tanta gente había escrito tanto (sabiendo tan poco, por cierto; véase el caso de los hoygans).

Podemos encontrar muchas muestras (con toda seguridad, infinitas más que las que yo conozco) de que el deterioro del lenguaje y la preocupación por el mismo no son fenómenos recientes . Sirvan de ejemplo la conocida recopilación El dardo en la palabra de Lázaro Carreter, de hace casi 25 años, o la creación de la mismísima Real Academia Española, a punto de cumplir 300.

A mi, personalmente, el deterioro del lenguaje en sí mismo - en un sentido, digamos, académico - me preocupa poco (aunque reconozco que me molesta que personas con grandes responsabilidades sean poco cuidadosos con su uso del lenguaje). Como decía al inicio de este post, el lenguaje vendría a ser una cuestión de forma cuyo fondo es la comunicación (aunque por lo visto hay evidencias de que el desarrollo evolutivo de la inteligencia humana está aparejado con el desarrollo del lenguaje, pero esa seguramente es otra cuestión). Y lo que sí me parece preocupante es que cada vez veo más casos en que el descuido en el lenguaje es tan extremo que lo que se deteriora es la comunicación misma.

Veamos por ejemplo un intercambio de correos electrónicos que vi hace poco (era algo así):

Pregunta [después de poner en contexto al destinatario]: 
¿tengo que cambiar el dato en el sistema o no tiene más importancia y puedo dejarlo tal como está?

Respuesta: 
No tienes que cambiarlo en el sistema porque es el registro oficial.

La respuesta fue el origen de todo un flujo de correos adicionales, del cual ya no conocí el detalle. La razón está clara: el preguntador intuía que sí que tenía que cambiar el dato en el sistema y una simple coma entre no y tienes cambia por completo el significado de la respuesta. ¿Se había olvidado de esa coma? La pregunta no se contestaba con sólo un sí o un no, de modo que la respuesta requería cierta precisión que no consiguió el respondedor. O al texto le faltaba una coma o la respuesta debería haber sido algo así como No es necesario que lo cambies, porque...

Otro ejemplo de deterioro de la comunicación, éste mucho más extremo que el anterior, es este comentario que leí hace dos días en un foro:

La diferencia radica segun mi punto de vista es que... Se puede hacer aplicaciones de bases de datos con excel es una excelente herramienta... Pero es mas esforzado hacerlas que si la haces con menos esfuerzo y ma eficacia con acces que es un gestor de bases de datos que fue cocebido con ese fin...

Más allá de defectos que sólo afectan a la forma (falta de acentos y algunas letras ausentes o erróneas) cuya grafía correcta puede deducirse, el mal uso de signos de puntuación (sólo se usan los puntos suspensivos) a mí me impide entender el mensaje. Yo soy incapaz de entender, por mí mismo y sin ayuda, lo que quiere decir el escribidor. A propósito de este texto: el tiempo que se ahorra el que escribe haciéndolo mal se traduce en más tiempo que tarda el que lee para entender lo que el emisor del mensaje quería decir.

Por cierto: hay dos casos más o menos clásicos que tratan este problema. Uno es de Cortázar y el otro se le atribuye al zar Pedro el Grande.

Pero ayer vi un intercambio de correos que me hizo pensar que se está yendo un paso más allá. No es que se descuiden los signos de puntuación al escribir. Parece que también se descuidan al leer. Lo cual, de ser cierto, es probablemente más grave. Los correos decían así:

Correo inicial:
Hola Raquel,
¿Te envío por correo escaneado el DNI? Para mí será más fácil.
Espero que me digas alguna cosa!

Respuesta:
Susana,
No hay nada adjunto

Ante esta respuesta, aparentemente Raquel pasó por alto los interrogantes. Si no fue un descuido ocasional y esto se convierte en una tendencia generalizada, nos esperan tiempos en que la comunicación será cada vez más difícil.

Podemos hablar, escribir y leer como queramos. Pero si queremos que nos entiendan y entender, tenemos que asegurarnos de compartir un mismo código con nuestros interlocutores. Y para esto, precisamente, se inventaron las normas del lenguaje: para compartir los códigos de comunicación.

2 comments:

La Menor Intención said...

los puntos suspensivos son una enfermedad

Unknown said...

Sí, probablemente de carácter vírico. En cambio, la coma entre el sujeto y el verbo se parecen más a una infección bacteriana.

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