Como que nunca he visto un ser humano con esas dimensiones, he hecho el ejercicio de reconvertir el Homo Vitruvianus de Leonardo da Vinci en un Homo Vuelingus y comparar ambos, para hacerme una idea. La verdad es que son unas proporciones un tanto... digamos difíciles (y eso que he sido generoso con la altura). El cuadrado del dibujo original se convierte en un rechoncho rectángulo, y al círculo no le queda más remedio que ser un huevo aplastado. Por no hablar de que es un ser humano bastante pequeñito.
Pero, efectivamente, en la tarjeta de embarque especifica que todo pasajero que no cumpla con estas dimensiones deberá viajar en la bodega del avión y abonar un suplemento, como se puede ver en la imagen adjunta.
En realidad, obviamente, no es más que una cuestión de redacción. Y es que no es lo mismo El pasajero que no cumpla con estas medidas que El pasajero cuya maleta no cumpla con estas medidas. Y si no es aplicando el sentido común, la última parte de la frase tampoco deja claro si viajará en la bodega del avión la maleta o el pasajero.
La verdad es que el texto está en un recuadro cuyo título es "Consejos de equipaje de mano" que no deja lugar para auténticas dudas. Pero ¿tanto costaba redactar bien algo que se va a imprimir millones de veces?
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